miércoles, 29 de febrero de 2012

El final de una ilusión

Hace no mucho tiempo, John Beddington, asesor científico en jefe del Gobierno británico, decía: "Somos intolerantes, y con razón, con el racismo. Somos intolerantes, y con razón también, con quienes (están) contra la homosexualidad... No somos intolerantes -y creo que deberíamos pensar por qué hacemos esto- con la pseudociencia, la construcción de algo que pretende hacerse pasar por ciencia mediante la selección de los hechos y el mal uso de la pruebas y el método científico", fue en Londres el 3 de febrero de este año. De acuerdo con él la pseudociencia es "una influencia cada vez más perniciosa" que "puede minar seriamente nuestra capacidad para hacer frente (racionalmente) a problemas importantes", riesgo ante el cual él aboga por la intolerancia. "Os ruego, y este es un extraño mensaje final, a que cuando salgáis seáis mucho más intolerantes", concluyó su intervención. (http://www.laicismo.org/detalle.php?tg=486&pg=1&pk=5012#ppal)

Durante demasiado tiempo ha existido una actitud políticamente correcta de laissez faire hacia las pseudopsicoterapias y tratamientos alternativos. Una parte importante de la sociedad contempla pasivamente el desarrollo de los acontecimientos. Los médicos callan ante el ejército de homeópatas, quiroprácticos, osteópatas y psicoanalistas, entre otros. Recordemos que la cuna de la mayor parte de estas creencias se encuentra, precisamente, en la medicina, médicos fueron y han sido sus impulsores y también lo son en buena medida sus principales defensores. Freud, Adler, Reich, Jung y Lacan, por citar solo a algunos de los adalides de la pseudociencia, eran médicos. No se me ocurre justificación para semejante desidia, sobretodo teniendo en cuenta que es la sociedad la que paga en sus carnes los pecados de esos "hijos bastardos" de la medicina.

Para ilustrar la manera en la que han calado en la sociedad este tipo de mitos, me remito a dos artículos de la década de 1990, esto es, no hablamos de la Edad Media ni de etapas de la Historia en la que prime el oscurantismo, sino antes al contrario. En ellos podemos ver cómo, pese al conocimiento y reconocimiento de la naturaleza eminentemente caprichosa de una de las principales pseudopsicologías, el psicoanálisis, los autores no pueden romper con el imperativo de intentar salvar lo que un cierto establishment cuyas raíces se encuentran en la medicina y en una de sus especializaciones, la psiquiatría, ha alzado como credo. Como otras pseudopsicologías basadas en el humo "se intenta cubrir con mucha verborrea la falta de información de sus explicaciones sobre lo que presentan. Cuando se profundiza un poco, se observa que, en realidad, no están diciendo nada aunque utilicen muchas palabras" y apenas se entretienen en explicar cómo saben, sus creyentes, que son ciertas. Estos dos artículos repasan algunos de los bulos, fraudes, contradicciones, e incoherencias en los que cae la "ciencia" de Freud, pero pese a ello, se aferran al beneficio de la duda para no molestar a los adoradores del cadáver mediático que supone. El primer ejemplo lo tenemos en el diario El País, con fecha de 1993. El artículo lo podemos descargar aquí:



El segundo texto, de algunos años más tarde, 1997, procede del diario La Vanguardia, artículo que podemos descargar aquí:



Un ejemplo más de lo difícil que resulta erradicar la irracionalidad una vez hemos permitido que se instale en la mitología popular...

martes, 28 de febrero de 2012

Psicoterapias de ciencia ficción


Me disponía a ir al trabajo cuando me encontré con un papel en el parabrisas de mi coche. "¿Será una multa...?". No, señoras y señores, era un anuncio de otra de las muchas pseudoterapias basura que cuentan con popularidad decepcionante (sobre la racionalidad del género humano) así como con la denodada dedicación y la inagotable energía de sus adeptos, que, caiga quien caiga y cueste lo que cueste, y contra cualquier evidencia que se les pueda poner delante, la defenderán hasta el fin.

El panfleto en cuestión mostraba la cara de un brillante e importante físico ya fallecido, Albert Einstein, junto a una frase entre comillas (entendible para cualquiera como que él era el autor de la misma): "Nosotros sólo utilizamos el 10% de nuestra potencia mental"... vaya, y yo aquí, sin enterarme, hay que ver... Sobra decir que Einstein jamás dijo algo semejante, pero estamos en el "todo vale" de las pseudopsicologías, que le tienen gran apego al criterio de autoridad, y claro, si lo dijo X, entonces debe ser verdad, no hace falta pensar más, X lo dijo, ¿qué más quieres? Lástima que Einstein fuera demasiado inteligente, si no, está claro que se habría sumado a la causa de los que manipulan su imagen. Leí hace un tiempo en un blog un argumento sobre esto del 10% que no deja de ser interesante: "No hay ningún ser humano que haya sufrido importantes daños cerebrales y siga tan ancho, cuando eso es lo que debería pasar en muchos casos si el 90% de nuestro cerebro fuera inútil. Nadie conoce a una persona con daños cerebrales a la que el médico haya dicho: “No se preocupe; la parte afectada es una que usted no utilizaba”.

Se trata de publicidad de la Terapia Dianética, elemento histórico de lo que actualmente se llama Cienciología. Para quien no lo sepa, en la década de 1950 un escritor estadounidense de cuentos de ciencia ficción decidió inventar (o "descubrir") una nueva pseudopsicoterapia, a la que bautizó como Dianética. Recurrió a la revista Astounding Science-Fiction, que normalmente publicaba relatos breves de género fantástico, para lanzar su primer artículo-ensayo sobre el tema: Dianetics: The Evolution of a Science (anunciado en la portada de la revista como Dianetics: A new science of the mind). El pastel propuesto por Hubbard, el autor del que hablo, tiene singulares ingredientes: un poco de psicoanálisis, un poco de espíritu romántico, un poco de parapsicología, un poco de filosofía, y un poco de ciencia ficción. Descarta, por contra, las disciplinas científicas, al considerarlas un fracaso, siendo la Dianética la nueva ciencia destinada a alumbrar a la humanidad. Como muchas otras de este tipo considera que las enfermedades físicas y neurológicas tienen un origen evidente e indiscutiblemente psicológico. ¿Qué investigaciones habían dado lugar a todo el proyecto? Hubbard afirmaba haber hecho numerosos estudios, pero en ningún momento son documentados, ni de hecho existe constancia de ellos, pese a las afirmaciones en sentido contrario de sus acólitos. Como recordaba Carl Sagan en su libro Cerebro de Broca (1979), parece ser que Hubbard inventó su credo “en una sola noche tras una apuesta según la cual tenía que hacer lo mismo que Freud, inventarse una religión y ganarse la vida con ella”. Los paralelismos entre dianética y psicoanálisis van más allá de la frase de Sagan. La manera de defenderse que tienen los adeptos de ambas pseudociencias es sorprendentemente similar: 1) afirmar que si no te has leídos todas las obras de Hubbard/Freud y la de todos sus adeptos, no tienes derecho a hablar sobre sus diarreas mentales, 2) si aun habiendo leído toda su obra sigues considerando que se trata de cuentos de hadas, entonces es que no la has entendido, vuélvela a leer hasta que opines que es lo mejor que le ha ocurrido a la Humanidad en los últimos tres o cuatro milenios (¡por lo menos!) y te conviertas a su fe, 3) si te muestras demasiado resistente pese a los dos pasos anteriores, es obvio que entras en alguna de las categorías diagnósticas de ambas pseudociencias como sujeto enfermo, 4) si alguien acusa de fraude a su pseudociencia con datos, su respuesta suele ser negar la evidencia con argumentos como "no. Mire, no. De fraude, nada de nada. Y por citar a alguien que trata de denostar inútilmente la figura de Freud, podría Vd. habernos recordado el reciente libro de Onfray" (respuesta de un adepto al psicoanálisis ante la exposición de varios casos de fraude y manipulación de datos por parte de Freud) y/o distractores, además de concederle poderes mesiánicos y/o proféticos a su decrépito Maestro de turno ("ya se adelantó Freud, “mis estudios no serán admitidos hasta dentro de muchos años”, siglos diría yo"), 5) si finalmente, alguno acierta a abrir los ojos y ver las evidencias que se les plantean (bastante extraño, porque están blindadísimos) entonces te sueltan un discurso post-moderno sobre la relatividad moral y cultural de las ciencias y el valor de la verdad y el conocimiento como concepto filosófico, etc., llegando a la conclusión de que ni es ciencia, ni para nada lo necesita, porque están "más allá de la subjetividad de la ciencia". Parafraseando a Einstein "cuando miro al infinito veo mi nuca". Otros llegan a afirmar que si no has experimentado los "beneficios" de estas pseudopsicoterapias, tampoco tienes conocimiento de causa sobre su validez, siendo, en última instancia, su no funcionamiento, culpa del sujeto que se somete al mismo. Como dicen los adeptos dianéticos: "Todos los movimientos nuevos se han enfrentado en alguna ocasión a la persecución y a la incomprensión." Una última argumentación se refiere a los premios o las personalidades que han militado en su pseudociencia. Así suele ser habitual, en la parapsicología, citar al premio Nobel Charles Robert Richet, en el psicoanálisis las distinciones otorgadas a Freud por algunas instituciones, o en la dianética "miles de premios y reconocimientos" de Hubbard. Al parecer nadie se acuerda de otro premio Nobel, António Egas Moniz. En fin, no hay mejor ciego que el que no quiere ver...

La "nueva ciencia" propuesta pronto adquirió cierta popularidad entre algunos escritores del mismo género, quienes la incorporaron a sus relatos espaciales. En la imagen que acompaña a este párrafo, puede verse publicidad del libro que siguió inmediatamente en el tiempo al artículo antes referido, Dianetics: The Modern Science of Mental Health, aparecida también en Astounding Science-Fiction. En la parte de abajo, publicidad de su tocaya, el psicoanálisis.

Voy a intentar explicarla brevemente sin aburrir al lector: Hubbard afirma la existencia de tres divisiones en la mente: lo consciente o "mente analítica", el subconsciente o "mente reactiva", y la mente somática. El propósito de la Terapia Dianética es eliminar la "mente reactiva" ya que es la fuente de todos los problemas de salud física y mental. El procedimiento para conseguir esto es llamado "auditación", en el que el terapeuta ("auditor") realiza una serie de preguntas al sujeto ("preclear"), el cual debe permanecer sentado o acostado y con los ojos cerrados y sujetando un "e-meter" (un rústico polígrafo). Cuando el sujeto reacciona a una pregunta con variaciones de la conductancia de la piel, el "auditor" asume que ha localizado un "engrama" o lo que es lo mismo, una experiencia dolorosa del pasado del "preclear", las cuales creen que es causa de la "mente reactiva". Hablando en detalle sobre ella, se "descarga el engrama", con lo que el sujeto pasa a quedar sano como una pera, ¿si? ¡NO! Porque hay muchos más "engramas" por "descargar", así que a seguir ahí, de hecho esas experiencias dolorosas se pueden remontar hasta el estado embrionario, y ya se sabe, que lo que pasa en el vientre materno es lo peor de todo. Una vez "descargados" todos, no solo se está más sano, sino que además se puede alcanzar la inmortalidad (no, no me he equivocado al escribir). En fin, no me extenderé en demasía porque volveré a tratar esta magnífica fuente de sorpresas estupidizantes en posteriores post.

En la foto de la derecha podemos ver a Hubbard a edad ya avanzada, a punto de alcanzar la inmortalidad. Por lo visto no se aplicaba a sí mismo la Terapia Dianética, está claro...

Con el tiempo, se han generado escisiones, disidencias y nuevas interpretaciones de la idea original, como los grupos Free Zone que proliferan en EE.UU. o como el Grupo Elron, que hace de las suyas en Chile, donde promueve las terapias de "Psicoauditación" y de "Psicointegración". Para que veamos lo puestos que están estos chicos, en sus páginas podemos leer: "Es absurda cualquier comparación entre Cienciología y el tema que se conoce como psicología.", hasta aquí bien, y de hecho, ¡menos mal!, "La psicología antigua, como la que inició Santo Tomás de Aquino y que muchos autores posteriores ampliaron, se vio gravemente interrumpida en 1879 por un tal profesor Wundt, un marxista de la Universidad de Leipzig, en Alemania.", bueno, no sé cómo me aguanto en la silla mientras escribo esto porque a punto he estado de caerme al suelo. Cierto, "Este hombre concibió que el ser humano era un animal sin alma", a eso se le llama dejar atrás la leyenda y empezar con la ciencia, cosa que a ellos les provoca gran rechazo, pero aun hay más: "Este tema, la psicología de Wundt, se convirtió en norma, principalmente por la indiferencia o falta de conocimiento de las personas que dirigían las universidades." Bueno, semejante lectura requiere de su tiempo para poder digerirla. Sobra decir que Wundt es una de las figuras más destacadas y uno de los pilares históricos de la Psicología como ciencia experimental, alguien quien no puede, por lo menos en mí, despertar sino respeto e incluso admiración, pero no en ellos, porque cuentan con la mitología pseudocientífica de Hubbard, que "A diferencia de la pseudo-psicología de Wundt, no tiene aspiraciones políticas. Cienciología no enseña el materialismo dialéctico bajo el encabezado de "psicología"" Demasiado para el cuerpo...

viernes, 24 de febrero de 2012

Reich, cazador de OVNIs

Gracias a que el COP-CV (CGCOP) nos obsequia de vez en cuando con, entre sus Actividades Formativas, cursos impartidos por gente de la Escuela Española de Terapia Reichiana (sic) me he dedicado a buscar algo sobre el notable señor Reich, a quien debe su nombre tan insigne Escuela.

Fue, como no podría ser de otra manera, psiquiatra y psicoanalista. Descrito por Freud como su «discípulo más brillante» (lo cual no es tampoco muy meritorio, porque esa era la fórmula habitual empleada por Freud para referirse al acólito que en aquel momento le lamiera los zapatos), lo cierto es que el pobre Reich por lo visto no sabía que, como manda el precepto, solo el Id es Dios, y Freud, su profeta. En el momento en el que Reich empezó a tener ideas propias y dejó de repetir las de su Maestro, dejó de caerle bien a este último. No porque las ideas de Reich fueran propias de un mentecato, porque fueran afirmaciones basadas en argumentos tan sólidos como el vapor de agua o porque no hubiera prueba alguna en favor de lo que afirmaba, no, válgame Freud, nada más lejos de semejantes rarezas cientifistas y cientifistoides, que para eso somos posmodernos.

Expulsado y excomulgado de la Iglesia Psico-Analítica (IPA) en 1934 por hereje e impío, y por su militancia en el Partido Comunista, se dedicó, entre otras muchas cosas, a construir uno de los mayores inventos (se agradece que en el caso de este sujeto se use mayormente el término "invento" en vez del habitual dentro de la Iglesia: "descubrimiento") de la humanidad, el cañón revienta-nubes, alimentado con energía cósmico-orgónica (wow!!).

Entre sus más grandes aportaciones a la ciencia patafísica, cabe citar (aparte del cañón revienta-nubes, por supuesto), la "energía orgónica" y el "Análisis Caracteriológico".

Descubrió igualmente una gran propiedad de su cañón: la de repeler OVNIs extraterrestres. Al respecto, leo en un blog de la red que después de realizar varias pruebas, anotó «Esta noche, por primera vez en la Historia del hombre, la guerra lanzada desde el espacio exterior contra la Tierra... ha sido respondida... con resultados positivos». Gracias, gracias, sin tí, a saber dónde estaríamos ahora...

Dejo un enlace aquí por si alguien quiere profundizar en las ideas de este gran prohombre, modelo de científico por lo bien fundado de sus afirmaciones (como corresponde a un buen psicoanalista), y además inventor del Orgonite, un trasto que es bueno para la salud económica de los que lo venden: http://digital.el-esceptico.org/leer.php?id=1821&autor=676&tema=2