martes, 3 de julio de 2012

Descubrimiento psicoanalítico

Vaya, hasta el día de hoy, yo desconocía la etiología de la esquizofrenia, pero gracias a una psicoanalista italiana, Selvini Palazzoli, me ha quedado claro. A ver si se enteran todos esos científiquillos de pacotilla, ha tenido que venir esta señora, inspirada en los Sagrados Textos de Freud, a descubrir la verdadera razón de la esquizofrenia:

Al parecer, si un hijo se vuelve esquizofrénico, la clave está en sus padres y sus problemas conyugales. Dentro del contexto de enfrentamiento en la pareja un miembro es el «provocador activo» y otro el «provocador pasivo» y se dedican a jugar a pelearse, son así de cachondos. El juego que termina en el impasse parece evitar la escalada y por tanto el cisma, de forma que cada uno de los cónyuges reacciona al movimiento del otro con un movimiento contrario ("un movimiento sexy"), anulando su eventual ventaja, pero sin querer abusar de la victoria. El error del futuro esquizofrénico es considerar al padre provocador pasivo como la víctima y al activo como el verdugo, cuando lo cierto es que se lo están pasando bomba. El futuro psicótico toma partido secretamente por uno de los padres, pero no asume su defensa abierta. Al ver que la situación no cambia, puesto que el impasse continúa, inicia nuevas conductas, como insultar o no responder al padre aparentemente «vencedor». Con ellas, persigue fundamentalmente dos objetivos: desafiar la arrogancia del «vencedor» y mostrar al «perdedor» cómo debería hacer para rebelarse ante el supuesto sometimiento que le ha impuesto su pareja, cuyo amor y atención el hijo también desea encarecidamente. A pesar de todo el empeño del hijo para desequilibrar el enfrentamiento a favor del provocador pasivo, el padre vencedor no abandona sus provocaciones y el otro en lugar de unirse a la rebelión del hijo, no desmiente su rol de «víctima» e incluso puede apoyar al vencedor en contra del muchacho. El futuro hijo esquizofrénico descubre entonces súbitamente que ha estado haciendo el gilipollas, al darse cuenta del carácter instrumental de la relación con su presunto aliado. El hijo no concibe la posibilidad de declararse derrotado, siendo la psicosis el arma que le permitirá «vengarse», volviéndose así, esquizofrénico para joder a sus padres. Pues anda, que menudo cabronazo el puto crío.

Y ya está todo dicho. Ah, si lo que los psicoanalistas no descubran...